Dr. Francisco Ramos-Gómez
Doctor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Boston, Mass y miembro del equipo e investigador en el NIDCR/UCSF-CAN-DO-Centro para Reducir las Disparidades de Salud Oral en los Niños.
Debemos evitar procedimientos agresivos, a través de la enseñanza mínimo-invasiva en odontopediatría y odontología.
Nuestro equipo de investigadores del NIDCR/UCSF-CAN-DO-Centro para Reducir las Disparidades de Salud Oral en los Niños, ubicado en Estados Unidos, tiene como objetivo principal saber por qué los menores tienen más enfermedades de salud oral y buscar las formas más efectivas para prevenir la caries temprana de la infancia.
El desafío más grande para la odontopediatría y odontología es la enseñanza mínimo invasiva, es decir, comenzar con tratamientos antes de que los dientes estén dañados, para evitar procedimientos agresivos.
Algunas asociaciones como la Academia Americana de Odontopediatría, Americana de Pediatría, Internacional de Pediatría y la Sociedad Dental Americana, determinan e indican que la edad recomendada para la primera visita o evaluación de un niño, debe ser al primer año o primer diente del niño.
En este sentido, muchos profesionales no están acostumbrados a tratar tan tempranamente porque se requiere de entrenamiento específico, y optan por atender después de los 5 años, la cual es una edad muy tardía y puede causar inconvenientes.
Los principales problemas bucales que puede tener un niño, es la calcificación y mineralización del esmalte. Una caries sin detectar, puede pasar de dentición primaria, mixta y luego permanente, afectando como un absceso infeccioso en la boca, el cual se puede ir al resto del organismo, causando complicaciones y dolor. Además, puede generar en el niño problemas al masticar o comer apropiadamente, desarrollar el habla completamente, deglutir la comida y otras repercusiones a futuro.
Una de las mejores maneras de ayudar a prevenir la carie temprana de la niñez, es cambiar el comportamiento de los padres, ya que ellos son los responsables hasta los 8 años de edad de la higiene y cuidado de su hijo. Los adultos tienen el control de reducir el consumo de alimentos azucarados, como jugo o líquidos con azúcar durante todo el día y la noche.
Por otro lado, la evidencia y estudios demuestran, que, dependiendo del riesgo, es esencial que los niños tengan de una a cinco exposiciones de barniz de fluoruro por año. El barniz es un éxito rotundo al prevenir que esa mancha blanca pase a ser una cavitación en el diente.
Los próximos pasos que debiesen estar en la odontopediatría, es cambiar política de salud, ser una abogacía para las embarazadas, para la salud perinatal e infante, adoptar programas comunitarios desde el primer año de vida, relacionarse y colaborar con las matronas y enfermeras para que haya un trabajo de equipo de prevención.
He estado en Bolivia, Ecuador, Costa Rica, México, Colombia y Perú y veo que Chile lleva la vanguardia al tener interés de justicia social y de incluir acceso a tratamientos de prevención en el área dental.